Siglo XIV, Christine de Pizan

SIGLO XIV

Christine de Pizan

Se reconoce a esta autora como la primera mujer que vivió de su pluma, reivindicando el saber y la dignidad de las mujeres mucho antes de la llegada de los posteriores movimientos feministas.

Nacida en Venecia como Cristina de Pizzano, en Francia se convirtió en Christine de Pizan. Fue una poeta y escritora de la corte del rey Carlos VI de Francia y se desempeñó como escritora de la corte en la Francia medieval después de la muerte de su esposo. Profundicemos más en su historia...

A mediados del siglo XIV, encontramos en el seno de Venecia una familia con una excelente posición social y económica. Dicha familia la formaban Tommaso da Pizzano, un gran médico y astrólogo de Bolonia, su esposa y sus tres hijos: Christine, Paolo y Aghinolfo. Su padre Tommaso tuvo un papel de vital importancia para su hija, ya que se opuso a las opiniones tradicionales y decidió proporcionar una educación formal no sólo a sus hijos varones, sino también a su primogénita. Por esto, Christine aprendió a leer y a escribir, además de recibir formación en historia, filosofía y medicina. Tuvo también el privilegio de tener el libre acceso a la biblioteca del palacio real del Louvre.

Desde muy joven, esta autora demostró dotes literarias particulares y compuso tanto canciones como baladas que deleitaban a los miembros de la corte. Su padre estaba cada vez más unido al rey Carlos V e hizo lo posible para que cuando llegara el momento pudiera concertar un matrimonio ventajoso. Hasta que en 1380 con tan solo 15 años, Christine se casó con Étienne de Castel, quien era el secretario y notario del rey. Según se cuenta, fue un matrimonio muy feliz y tuvieron tres hijos. Sin embargo, esta suerte duraría poco, pues malos tiempos transcurrirían en Francia durante su plena juventud.

En 1380, Carlos V murió y lo sucede su hijo de 11 años. Francia se encontraba en plena guerra de los Cien Años y el país tenía dificultades por ser dirigido por un niño. A las dificultades políticas y públicas se sumaron las de carácter privado. Christine perdió a su padre en 1387 y a su marido 3n 1390 por culpa de una gran epidemia. A los 25 años, se encontró viuda con una madre y tres hijos a los que cuidar y se hizo cargo de un taller de escritura y siguió escribiendo a pesar de que esa tarea estaba vista para ser encomendada a los hombres. Vemos como Christine no quiso depender de nadie y no se casó de nuevo, eligiendo el camino menos convencional, enfrentándose por sí misma a la situación y hacer todo lo posible por mantener el bienestar de su familia. Palabras textuales suyas resumen esta situación: 

"Tuve que convertirme en un hombre"

En su tiempo libre escribía y enviaba baladas y sonetos a todos los personajes influyentes de la época. Su producción literaria aumentó y su nombre se hizo famoso en toda Europa. En tan solo dos años compuso El libro de las cien baladas y para el 1400 participaría en uno de los debates más célebres de la historia literaria francesa. Desde este momento, esta autora revolvió la corte abriendo debate sobre la condición de la mujer y su igualdad con el hombre. Según Christine:

"La inferioridad femenina en realidad no es natural, sino cultural" 

Christine insistía en que las mujeres se veían limitadas por sus dificultades para acceder a la educación por sus dificultades para acceder a la educación en igualdad con los hombres.

"Si las mujeres quedan relegadas a las cuatro paredes domésticas y no reciben educación, ¿Cómo podrán aspirar a los logros que consiguen los hombres?



La ciudad de las damas (1405) es su obra más conocida. Aquí pretende enseñar que la falta de formación era el único límite del género femenino. En esta obra crea una ciudad ficticia regida por Razón, Rectitud y Justicia, habitada sólo por damas y tienen este título no por su sangre sino por su espíritu noble. 

Christine escribió interrumpidamente durante gran parte de su vida, principalmente sobre el recuerdo de la juventud perdida y sobre la situación de la viudas, plasmando así su triste sentimiento de su situación. Aunque también escribió sobre los cambios de la fortuna, la política y la sociedad. Sin embargo, cuando se produjo la invasión de Francia en 1415, Christine no se se sintió segura y decidió abandonar la ciudad, refugiándose en un convento donde años antes su hija se había hospedado. Habitó aquí por más de una década. 

Christine dejó de escribir porque se sentía cansada y afectada por la situación y sólo escribió una obra religiosa y un poema sobre Juana de Arco. Aquí concluiría su carrera como escritora y poeta.

Esta mujer singular y extraordinaria merece ser recordada por el valor de transmitir el sentir de las mujeres y el poder de su palabra en la sociedad patriarcal en la que se encontraba. Le debemos mucho a Christine, reconozcámosla como es debido. 

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