EL BARROCO, SIGLO XVI
LAS PULLAE DOCTAE
Mujeres escritoras del Barroco
En el siglo XVI, la presencia de escritoras era de gran rareza, al contrario de otros países europeos como Francia o Italia. Sin embargo, en España las escritoras no fueron un fenómeno culturalmente conocido y tolerado. Por ello, en este blog presentamos la vida de estas artistas amantes de la literatura.
Beatriz Galindo, La Latina
- Ana Moreno Ravina
Mi nombre es Beatriz, más conocida como “La Latina”. Muchos me consideran como la mujer más culta de la época y fui miembro de la corte de los Reyes Católicos.
Poca gente sabe información sobre mi nacimiento, solo algunos historiadores confirman que nací en el año 1465 en la ciudad de Salamanca, España.Mis padres eran Juan López de Gricio y Catalina Galíndez. Aunque desconozco mucha información de mis padres, sí que recuerdo a la perfección a mi hermano Gaspar de Gricio, que trabajó de notario para los Reyes Católicos. Yo procedía de una familia hidalga, y pesé a los problemas económicos que sufría mi familia, mis padres se esforzaron por darme una buena educación debido a mi gran inteligencia y así poder buscar buenos casamientos para mejorar la economía familiar.
Me eduqué en un convento, y me fui convirtiendo en una mujer bastante culta y virtuosa. A mis 15 años ya podía hablar latín con fluidez, también sabía escribir a la perfección, traducía diferentes textos y recitaba los libros clásicos. Fuí presentada ante los eruditos en la universidad de Salamanca, y éstos quedaron asombrados al ver que yo, siendo tan joven, dominaba a la perfección el latín. Pronto me volví muy famosa, y todo el reino de Castilla hablaba de lo inteligente que era y de mi perfecto dominio del latín. Al cabo del tiempo, la reina Isabel La Católica supo de mi existencia y no tardó mucho tiempo en contactar conmigo para que me presentase ante ella. Cuando al fin me presenté ante ella me ofreció el cargo de enseñar latín a todas las damas de la corte y también a la familia real. De inmediato me instalé en la corte y a partir de ese momento, se me empezó a llamar por el apodo de “La Latina”. Con el paso del tiempo entablé una buena amistad con la reina, y le enseñé latín hasta que finalmente la monarca consiguió dominar aquella lengua a la perfección.
Debido al cariño que me tenía la reina, pensó en casarme con el capitán general de la artillería llamado Francisco Ramírez, ya que siempre se había mostrado fiel a los Reyes Católicos. El invierno de 1891, me casé felizmente con Francisco, yo con 26 años y él con 46. Después de mi boda, los Reyes Católicos nos entregaron a mi recién marido y a mí una gran suma de dinero como regalo de bodas. A pesar de nuestra gran diferencia de edad, fuimos muy felices y congeniamos muy bien. Tuvimos dos preciosos hijos varones, llamados Fernán y Nuflo, y aunque la mayoría de personas desconozcan de esto, también di a luz de alguna niña. Tras casarme, seguí formando parte de la corte castellana y proseguí con mi labor como maestra. Por aquel entonces me convertí en una mujer bastante poderosa, así que aproveché esa oportunidad para fundar junto a mi marido un hospital en la villa de Madrid.
En el año 1501 falleció mi marido cuando intentaba poner fin al levantamiento de los musulmanes en las serranías de Málaga. Tras la muerte de mi esposo abandoné la corte castellana y me instalé en la villa de Madrid junto a mis hijos.
En el año 1504 ocurrió un hecho que me impactó y me dejó destrozada, la muerte de mi amiga Isabel la Católica, ya que le había cogido muchísimo cariño. Tras su muerte, dejé de tener aquella protección por parte de la corona, así que tuve que luchar por la economía familiar y por los intereses de mis hijos varones. También me dediqué al hospital que fundé junto a mi marido, el cual utilicé de residencia para mis hijas y para mí.
Durante mis últimos años de vida tuve que ver como mis dos hijos varones morían antes que yo. Cuando vi que mi fin estaba cerca redacté mi testamento, dejando gran parte de mi fortuna y mis bienes a la iglesia. Finalmente fallecí en el año 1535 en el hospital de “La Latina”, a mis 70 años. Mis restos descansan junto a los de mi marido en la Concepción Jerónima.
A lo largo de mi vida fui admirada por ser una mujer inteligente, sabia, discreta y leal a la figura de la reina.
Me eduqué en un convento, y me fui convirtiendo en una mujer bastante culta y virtuosa. A mis 15 años ya podía hablar latín con fluidez, también sabía escribir a la perfección, traducía diferentes textos y recitaba los libros clásicos. Fuí presentada ante los eruditos en la universidad de Salamanca, y éstos quedaron asombrados al ver que yo, siendo tan joven, dominaba a la perfección el latín. Pronto me volví muy famosa, y todo el reino de Castilla hablaba de lo inteligente que era y de mi perfecto dominio del latín. Al cabo del tiempo, la reina Isabel La Católica supo de mi existencia y no tardó mucho tiempo en contactar conmigo para que me presentase ante ella. Cuando al fin me presenté ante ella me ofreció el cargo de enseñar latín a todas las damas de la corte y también a la familia real. De inmediato me instalé en la corte y a partir de ese momento, se me empezó a llamar por el apodo de “La Latina”. Con el paso del tiempo entablé una buena amistad con la reina, y le enseñé latín hasta que finalmente la monarca consiguió dominar aquella lengua a la perfección.
Debido al cariño que me tenía la reina, pensó en casarme con el capitán general de la artillería llamado Francisco Ramírez, ya que siempre se había mostrado fiel a los Reyes Católicos. El invierno de 1891, me casé felizmente con Francisco, yo con 26 años y él con 46. Después de mi boda, los Reyes Católicos nos entregaron a mi recién marido y a mí una gran suma de dinero como regalo de bodas. A pesar de nuestra gran diferencia de edad, fuimos muy felices y congeniamos muy bien. Tuvimos dos preciosos hijos varones, llamados Fernán y Nuflo, y aunque la mayoría de personas desconozcan de esto, también di a luz de alguna niña. Tras casarme, seguí formando parte de la corte castellana y proseguí con mi labor como maestra. Por aquel entonces me convertí en una mujer bastante poderosa, así que aproveché esa oportunidad para fundar junto a mi marido un hospital en la villa de Madrid.
En el año 1501 falleció mi marido cuando intentaba poner fin al levantamiento de los musulmanes en las serranías de Málaga. Tras la muerte de mi esposo abandoné la corte castellana y me instalé en la villa de Madrid junto a mis hijos.
En el año 1504 ocurrió un hecho que me impactó y me dejó destrozada, la muerte de mi amiga Isabel la Católica, ya que le había cogido muchísimo cariño. Tras su muerte, dejé de tener aquella protección por parte de la corona, así que tuve que luchar por la economía familiar y por los intereses de mis hijos varones. También me dediqué al hospital que fundé junto a mi marido, el cual utilicé de residencia para mis hijas y para mí.
Durante mis últimos años de vida tuve que ver como mis dos hijos varones morían antes que yo. Cuando vi que mi fin estaba cerca redacté mi testamento, dejando gran parte de mi fortuna y mis bienes a la iglesia. Finalmente fallecí en el año 1535 en el hospital de “La Latina”, a mis 70 años. Mis restos descansan junto a los de mi marido en la Concepción Jerónima.
A lo largo de mi vida fui admirada por ser una mujer inteligente, sabia, discreta y leal a la figura de la reina.
Beatriz de Bobadilla - Ana Moreno Ravina
Mi familia y yo, nos instalamos en el pueblo de Arévalo, ya que mi padre fue nombrado alcaide del castillo donde vivían encarcelados los infantes Isabel y Alfonso de Castilla. También se encontraba encarcelada allí la reina viuda, Isabel de Portugal, ya que tenía graves problemas psicológicos.
Por aquel entonces, aunque Isabel y yo nos llevábamos 10 años de diferencia, compartimos innumerables juegos y educación entre los muros del castillo en el que vivíamos. Fuimos grandes amigas y nos apoyamos mutuamente, yo siempre estuve para Isabel, sobretodo cuando sufrió bastante por la decisión de su hermanastro, el rey Enrique IV, de casarla con Pedro Girón. Muchos me culpan de la misteriosa muerte de este, ya que falleció envenenado justo cuando acudí al encuentro con la princesa.
Entre los años 1466 y 1467, me casé con Andrés Cabrera que trabajaba como camarero mayor del rey castellano Enrique IV. Junto a mi marido tuvimos 9 hijos.
En el año 1469, la princesa Isabel se casó secretamente con el príncipe aragonés, Fernando, y desde entonces estuve muy presente en sus vidas y mostré mi lealtad ante ellos. En el año 1470 nació la primera hija de los príncipes, y ellos me la entregaron para que la cuidase y educara.
Tras el fallecimiento del rey Enrique, Isabel se coronó como la reina de Castilla, lo que ocasionó la guerra de sucesión castellana entre Isabel y su sobrina Juana la Beltraneja. Una vez firmada la paz con Portugal, se acabaron las guerras castellanas e Isabel y Fernando fueron reconocidos como los reyes de Castilla. Yo siempre me mantuve cerca de Isabel, aconsejándola siempre que ella lo necesitase, además, me involucré bastante en la crianza y educación de sus hijos.
En el año 1480 los Reyes Católicos reconocieron el respeto que les teniamos mi marido y yo, y nos nombraron marqueses de Moya y nos entregaron el señorío de Chinchón.
Mi muerte llegó el 17 de enero de 1511, a mis 71 años, y mi marido también falleció casi 1 año después de mi. Mis restos están enterrados junto a los de mi marido en el municipio de las Carboneras de Guadazaón, en Cuenca. Desafortunadamente, el edificio donde fuimos enterrados mi marido y yo, se encuentra en ruinas.
Teresa de Cartagena - Marta Rodríguez Cerrudo
Hola, soy Teresa de Cartagena y soy hija de Pablo de Cartagena y nieta del obispo Pablo de Santa
María.Nací en Burgos en 1425 y aunque no puedo contaros mucho de mi vida, os diré que gracias a los
conventos en los que viví y mi familia tengo una maravillosa educación. El primer convento en el que
estuve fue el monasterio franciscano de Santa Clara e ingresé en el con quince años. Más tarde fui
internada en el de Santa María la Real de las Huelgas, de la orden cisterciense, donde por desgracia
quedé sorda a causade una enfermedad.
Tengo dos libros, Arboleda de los enfermos es el primero y mi segunda obra, la cual doy amplios conocimientos de teología y filosofía, es solo una exposición de argumentos para demostrarles a los que no creen que yo he escrito Arboleda de los enfermos que sí, que yo soy su autora. Mis dos obras son muy apreciadas por varias y diferentes razones, entre ellas está que ellas tienen lecturas distintas y que aunque ambas hablan del feminismo, mi segundo libro es más patente que el primero.
Arboleda de los enfermos pertenece a un género muy extendido denominado los libros
de las consolaciones. En él, te cuento acerca de mi sordera y de cómo la llegada de un
mal, si se recibe con la actitud correcta puede acarrear al que la sufre un mayor bien.
Cuento mi experiencia para ayudar a aquellos que están sufriendo en sus vidas dificultades
parecidas. Cuando me quedé sorda, me aislé de todos y me centré exclusivamente en lo que vi
esencial, es decir, mi relación con Dios. Gracias a ellos hoy gozo de satisfacción suprema.
Luisa Sigea - Marta Rodríguez Cerrudo
Mi nombre es Luisa y nací en 1522 en Tarancón. Soy hija de Francisca de Velasco y de Diego Sigea
y tengo una hermana llamada Ángela. Junto a mi hermana, he vivido como mozas de cámara en la
corte del rey Juan III de Portugal y de la reina doña Catalina, allí también nos hemos unido al séquito
de damas de su hija, doña María de Portugal.
Mi hermana se ha dedicado desde entonces a la música, mientras que yo soy dama latina.Actualmente domino 9 lenguas, entre ellas el francés, portugués, español, italiano, latín, griego, hebreo,
árabe y caldeo y tengo unos extensos conocimientos en filosofía, poesía e historia.
Además trabajo como escritora profesional en la corte, lo que me hace conocer muy bien
a los autores clásicosHe escrito Syntra, alrededor de 1546, un poema cuya fuente de inspiración fueron las residencias reales.
En lo que a mi vida personal respecta, estoy casada con Francisco de las Cuevas y tenemos una hija,
Juana.
Isabel de Aragón - Miguel Muiño Moreno
Hola, me llamo Isabel y seguro que ya todos me conocéis, pero por si acaso voy a introduciros un poco a mi vida. Nací el 2 de octubre de 1470 en las Dueñas, concretamente Palencia y seguro que a mis padres ya los conocéis. Soy hija del rey Fernando II de Aragón y de la reina Isabel I de Castilla o mayormente conocidos como los Reyes Católicos. En 1476 cuando tan solo tenía 6 fui nombrada princesa de Asturias ya que mis padres no tenían más hijos, hasta que en 1478 nació mi hermano Juan.
Recibí una formación ejemplar ya que mi madre siempre quiso que hiciera grandes alianzas con nosotros y que nos convirtiéramos en reyes. Mi infancia transcurrió en la Guerra de Sucesión Castellana entre mi madre Isabel I y Juana la Beltraneja.
En 1479 se firmó un tratado con Portugal que decía que me casaría en unos años con Alfonso, príncipe heredero del Reino de Portugal. Al terminar de cuidar a mi tía abuela tuve que irme de Toledo a Portugal, allí me instalé en el Castillo de Moura, donde empezaron a educarme para ser una buena reina. Trajeron a Alfonso al Castillo así que tuve que empezar a convivir con él, aunque fuera cinco años menor que yo. En el año 1481 España y Portugal tuvieron algunos roces diplomáticos así que sin otra opción en 1483 tuve que volver con mis padres para preparar mi boda.
No quería casarme y estaba muy triste, algo de lo que se dio cuenta mi madre. El 18 de abril de 1490 celebré mi boda por poderes en la Catedral de Sevilla, para celebrar mi unión, aunque eso no iba a quitarme la tristeza.
Poco después de la celebración mis padres y yo fuimos a Casantina en Sevilla donde me despedí de mis padres. Mi madre no quedó conforme con verme marchar así de triste, así que pidió que sonaran las campanas del campanario mientras me iba para Portugal en forma de despedida. Llegué a Extremadura donde Alfonso me esperaba muy contento y emocionado. Viajamos a Ebora donde nos casamos el 27 de noviembre de 1490 cuando tan solo tenía 20 años, todo el pueblo realizó festejos para celebrar nuestra unión. Como viaje de luna de miel fuimos a visitar distintos lugares de Portugal, nos acompañaba el rey Juan II, hasta que un día él y mi marido, Alfonso, salieron a cabalgar teniendo tan mala suerte que el caballo de mi marido tropezó y fue imposible mantenerlo con vida. Cuando me informaron de la noticia no era capaz de hacer otra cosa que llorar desconsolada por la muerte de mi marido. Muy apenada volví a España con mis padres, aunque ni las victorias, ni los casamientos de mi hermanas me hacían olvidar el fallecimiento de mi querido marido.
Fernando el Católico reunió a las Cortes en Zaragoza para que me reconocieran heredera del Reino de Aragón. El día 23 de agosto de 1498 me puse de parto en el Palacio Arzobispal de Zaragoza, donde nació mi precioso hijo, Miguel de la Paz. Todos estaban muy contentos por la llegada de Miguel pero una hora después del parto fallecí a causa de una hemorragia. Mis restos descansan en el Convento de Santa Isabel de los Reyes en Toledo.
Juana I de Castilla - Miguel Muiño Moreno
Muy buenas soy Juana I de Castilla, pero muchos me conoceréis como Juana la Loca. Pero ¿porqué estoy loca?, será por el amor enfermizo que tenía hacia Felipe el Hermoso o me volvieron loca los intereses de mis padres o me volvieron loca mi esposo y mi hijo. Todo eso lo descubriremos ahora mismo. Nací el seis de noviembre de 1479 en Toledo, Madrid. Soy la tercera de los hijos de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, los reyes católicos. Era una chica bien educada por mis padres, muy culta y bastante guapa. Como era de esperar de esa época, me comprometí con Felipe el Hermoso y a los dieciséis años mi madre me despide y me voy a Flandes, el hogar de mi futuro esposo, para casarnos. Nosotros no nos habíamos visto antes. Y al llegar y vernos por primera vez fue tal el amor que sentimos el uno por el otro que tuvimos que adelantar la boda cuatro días. Pero este amor duró poco, porque yo veía que mi esposo, Felipe, estaba perdiendo el interés poco a poco por nuestra relación y mis celos aumentaban más y más cada día.
Ya habíamos tenido nuestra primera hija Leonor, cuando Felipe fue invitado a una fiesta y aunque yo estuviera embarazada iría porque estaba tan enferma de celos que tenía que tener vigilado a mi esposo todo el tiempo. Fue entonces cuando nace nuestro segundo hijo, Carlos I, en el baño de esa fiesta. A los pocos años tuve a mi tercer hijo, Isabel. Estando embarazada de mi cuarto hijo me llegó la noticia de que mis dos hermanos, Juan e Isabel habían muerto, por lo que me convertí en la primera en la línea de sucesión de los reinos de Castilla y Aragón. Al escuchar esa noticia, mi esposo y yo viajamos hacia España para reclamar mi herencia, pero Felipe se marchó porque no quería unir el reino de Francia con el reino de España, quedándome en España ya que en mi estado de embarazo no me permitía irme con él a Francia de nuevo.
Nació mi cuarto hijo, Fernando, y tuve una gran discusión con mi madre Isabel para volver a Flandes, la cual gané y conseguí regresar con mi marido. Al llegar descubrí que mi marido estaba manteniendo relaciones con otra dama de la corte porque decía no sentir lo mismo por mi por lo que me era infiel con cualquier mujer que le gustase. Mis celos se agrandaron y mi obsesión con Felipe fue a más, dándome incluso ataques de celos muy agresivos. Mi marido al ver esto quiso aprovecharse de mis ataques de celos e hizo que un cortesano apuntara todos mis ataques de celos y todas las cosas que hacía en estos para chantajearme y utilizar ese cuaderno para afirmar que yo estaba loca y así gobernar Castilla y Aragón. Mi madre Isabel murió y al poco tiempo nació mi quinto hijo, por lo que mi esposo y yo decidimos ir a España a reclamar el trono de Castilla. Felipe y Fernando, que es mi propio padre, declaran que estoy loca solo para poder gobernar ellos y dicen que estoy incapacitada para gobernar, pero yo solo quería el amor de mi esposo.
El suceso que más me marcó fue cuando el 25 de septiembre de 1506 mi esposo, Felipe, muere inesperadamente a la edad de 28 años de una neumonía. Al morir tan inesperadamente y a tan temprana edad todos decían que Felipe murió envenenado. Quería llevar el ataúd hasta Granada para enterrarlo allí con mis antepasados por lo que salimos de Flandes hacia allí. Pero antes de eso tuve a mi sexta y última hija, Catalina. Yo tan triste y deprimida por la muerte de mi esposo empecé a emprender esa expedición de ocho meses trasladando el ataúd de Felipe por media España hasta llegar a Granada. Todos pensaban que lleve el ataúd porque estaba loca, pero en verdad lo lleve porque no quería que mi hijo Carlos reinase en Castilla y yo era la máxima gobernante en ese momento, pero mi padre al querer casarme para impedir que reinara tenía que esperar a que enterrase a mi esposo, por lo que no lo hice por locura sino para ganar tiempo. Después de eso mi padre me encerró para poder gobernar Castilla y aunque mi pueblo me quería mi padre no me dejaba salir porque decía que yo estaba loca y que no podía gobernar.
Después de la muerte de mi padre, me convertí en la reina absoluta de Castilla y Aragón. Yo en verdad no quería gobernar, solo quería estar tranquila y tener paz, pero mi hijo Carlos I decidió dejarme encerrada para poder gobernar y tenerme controlada por si quería reclamar mi trono. Me llevé encerrada 50 años de mi vida, desde los 30 hasta mi muerte a los 75 años.
María de Aragón. - David Sánchez Rego
Recibo el nombre de María de Aragón, futura reina consorte de Portugal e hija de Reyes Católicos, siendo la cuarta de sus cinco hijos. Mi nacimiento data en el 1482 en Córdoba, fruto de un parto gemelar donde sólo una pudo salir viva, tuve suerte. Me crie en plena guerra con el reino de Granada, aunque mi educación da que envidiar. Recibí formación en idiomas, humanidades, religión, historia, labores del hogar y sobre todo en la obediencia.
Algo que me entristece es que mi belleza no es reconocida, por ello no han quedado apenas documentos donde se haga conocer mi complexión delicada y enfermiza. Tampoco se realzan mi delgadez o mi altura, tampoco mi tez pálida ni mis cabellos rojizos, o mis celestes ojos. Aunque me considero tranquila y religiosa, más incluso que mis hermanos.
Viví como fui educada, con el fin de ser una buena esposa y procrear abundantemente. Fue tal mi afán por procrear que llegué a tener diez hijos, siendo el primero (Juan III) el futuro heredero al trono de Portugal. El resto fueron duques o reyes eméritos, sin incluir a mi pobre hija María que falleció a sus tres años. Tras mi último parto, el de Antonio, caí enferma. Podría ser debido a la cantidad de embarazos que tuve en un periodo muy corto de tiempo. Viendo mi estado, decidí dejar un testamento, falleciendo así en 1517. Mi marido se hundió en la pena y quiso encerrarse en un monasterio, incluso pensó en abdicar, pero acabó por casarse de nuevo.
Hoy en día, descanso en el Monasterio de los Jerónimos de Belém, en Lisboa, desde donde escribo esta biografía con amor a todos mis lectores.
Catalina de Aragón - David Sánchez Rego
Hoy por hoy me consideran una de las mujeres literatas que más ha repercutido en España, pero ¿de veras sabes mi historia detalladamente? Soy Catalina de Aragón, reina de Inglaterra e hija de los Reyes Católicos. Nací en Alcalá de Henares en el palacio arzobispal en 1485. Fui educada e instruida en todos los campos, tal fue mi formación que se me llegó a considerar una de las mujeres más cultas de mi época. Mi familia fue un pilar fundamental en mis decisiones futuras, e incluso fui testigo de la toma de Granada con tan sólo seis años. Fue tal su influencia que desde mi nacimiento fui marcada por las alianzas matrimoniales, así me casé con el príncipe Arturo.
Llegué a Londres, y para impresionar, fui acompañada de un grupo de hombres y mujeres africanos, la gente me admiró. Llegué a mi destino donde fui recibida por el obispado, tras ello marché al sur de Inglaterra donde vería por primera vez a Arturo. El Encuentro fue un éxito. Tras poco tiempo enfermamos, y Arturo no superó la enfermedad, falleciendo en 1502 sin llegar a consumar nuestro matrimonio, devolviendo así mi dote. Finalmente, nuestras casas llegaron a un acuerdo, me casaría con el segundo hijo del rey, Enrique. A pesar de las complicaciones que supuso la realización de la boda, el papa Julio II firmó la posibilidad de casarme con el hermano de mi difunto marido. Tras el fallecimiento de Enrique VI, su hijo sería rey de Inglaterra bajo el nombre de Enrique VIII, con quien me casaría en 1509. La coronación se realizaría en el mismo año. Mi reinado duró desde 1509 hasta 3 años antes de mi trágica muerte, en 1533.
Mi educación me incitaba a tener hijos, y sobre todo a un varón. Sin embargo, tuve 4 embarazos los cuales acabaron en muerte. Mi quinto embarazo fue el de una niña sana, María I de Inglaterra. Sin embargo, el deseo de Enrique VIII por tener un hijo varón fue la principal causa de las complicaciones en nuestro matrimonio. Mi esposo se fijó en Ana Bolena y se enamoró de ella porque podía tener con ella hijos varones y herederos. Solicitó por ello el divorcio, que me permitiría contraer nuevas alianzas. Sin embargo, para ello era necesario tener un permiso con la institución religiosa. No se lo concedieron porque el emperador era mi sobrino, y este tenía una gran influencia sobre el papa.
Además el divorcio descontentó al pueblo, quienes me querían mucho. Enrique consiguió romper la relación conmigo y con Roma, creando su propia Iglesia. Se divorció de mí y se quedó con Ana Bolena, pero no me mató para no enfadar al pueblo. Sin embargo me encerró en el Castillo Kimbolton, donde pasé el resto de mis días hasta 1536.Extranjera y española a la vez, supe mantener mi compostura a pesar de mi situación y de mi marido, además de ser una figura ejemplar para el feminismo
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